Inviernos fríos, idóneos para la primera fase del jamón: el salado, y veranos secos y cálidos, que favorecen la curación natural en bodega, donde el jamón suda, infiltrando su propia grasa en el musculo y adquiriendo unos matices sensoriales inmejorables.
En nuestras instalaciones, la única forma de control de temperatura que tenemos en el proceso de curación natural, son las ventanas. Durante la noche las ventanas se abren para dejar pasar el aire fresco y puro de Sierra Nevada.