Siguiendo la tradición y el saber hacer de varias generaciones

En Muñoz Jamones y Embutidos nos mantenemos fieles a nuestra esencia, implicados en nuestra voluntad inicial, elaborando productos auténticos de máxima calidad. Comprometidos con nuestra clientela y las personas que nos acompañan, porque son parte de nuestra familia; y con nuestro entorno, porque somos una pieza más de este gran ecosistema.

Llevamos a cabo una cuidada selección de la mejor materia prima, sin uso alguno de conservantes ni aditivos alimentarios, para obtener así un producto de calidad y sabor excepcional, además de 100% natural.

Tradición desde 1958

Fue en 1958 cuando Pepe Muñoz Moreno y Ana Soria comenzaron a comercializar a nivel local sus exquisitos jamones y embutidos caseros. Por aquel entonces, la mayoría de familias rurales criaban sus propios cerdos y elaboraban las matanzas tradicionales. 

Fruto de la demanda de sus vecinos, nuestros abuelos Pepe y Ana decidieron prestar el servicio de maquila, dedicando su experiencia y saber hacer para realizar el proceso de salada y curación de los jamones y paletas provenientes de las matanzas de la comarca.

De generación en generación

Con el paso del tiempo, Pepe Muñoz Soria, adquirió los valores transmitidos en la familia, y por supuesto, el saber hacer y la maestría que caracterizan a un artesano. En 1995, amplió las instalaciones y con el apoyo de su esposa, comenzó a expandir la comercialización de sus productos, valorados siempre por su calidad e inconfundible sabor.

Fidelidad y compromiso

En Muñoz nos mantenemos fieles a nuestra esencia, implicados en nuestra voluntad inicial, elaborando productos auténticos de máxima calidad. Comprometidos con nuestra clientela y las personas que nos acompañan, porque son parte de nuestra familia; y con nuestro entorno, porque somos una pieza más de este gran ecosistema.

Valores esenciales

Nuestra familia, Muñoz Soria, continuó su andadura convirtiendo su oficio en un estilo de vida, basado en el amor por el trabajo bien hecho, en la paciencia que requiere el lento proceso artesanal, en el respeto a la tradición, en la entrega a una labor sempiterna, en el trato honesto, en la humildad para asumir las circunstancias, y en el valor, para afrontarlas.

Fidelidad y compromiso, en un enclave privilegiado

Las estaciones del año, en un clima mediterráneo de montaña como el nuestro, marcan la temperatura y humedad que el jamón requiere en cada etapa de su proceso de curación. Inviernos fríos, idóneos para la primera fase del jamón: el salado, y veranos secos y cálidos, que favorecen la curación natural en bodega, donde el jamón suda, infiltrando su propia grasa en el musculo y adquiriendo unos matices sensoriales inmejorables.

En nuestras instalaciones, la única forma de control de temperatura que tenemos en el proceso de curación natural, son las ventanas. Durante la noche las ventanas se abren para dejar pasar el aire fresco y puro de Sierra Nevada.

Respetando las pautas que la naturaleza nos marca, conseguimos obtener jamones y embutidos exquisitos, en armonía con nuestro entorno y con los recursos que nos ofrece. Sin prisa, dando a cada pieza el tiempo que necesita. Aportando valor a la cadena agroalimentaria, mediante un proceso limpio, honesto y respetuoso.

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